Sostenibilidad: la oportunidad empresarialante la pandemia

Juanita López Paéz, Directora Cambio Climatico y Sostenibilidad de KPMG, empresa afiliada a nuestra red, realiza la siguiente columna de sostebilidad, en que da a conocer las oportunidades y cambios que trae la pandemia en el mundo empresarial.
El mundo es diferente hoy. Llevamos varias semanas en casa, entendiendo cómo operar desde la desmaterialización de la economía y dependemos hoy -más que nunca- de la tecnología. Nos enfrentamos a una realidad que no conocíamos. Se despiertan conexiones, solidaridades, afloran vulnerabilidades y también capacidades. Pareciera que estamos vibrando bajo una misma sintonía, más abierta y compasiva.
Un virus microscópico está poniendo a prueba toda nuestra capacidad para adaptarnos como sociedad. Se trata de una nueva realidad que trae a la vez ventajas e incertidumbres, pérdidas y ganancias. Desde el mundo empresarial, estamos ante una oportunidad de reconfiguración que acentúa la necesidad de pensar en clave de desarrollo sostenible al visualizar el resurgimiento cuando la tormenta pase. Además de analizar cómo vamos a recuperar las pérdidas económicas y a retomar la senda de crecimiento financiero, la crisis nos invita a concentrarnos en cómo lograremos acelerar el cumplimiento de nuestras ambiciones para lograr un mundo más equitativo, incluyente, sostenible en lo ambiental y en lo social.
Dichas ambiciones están consolidadas en la agenda de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS), cuyo cumplimiento al 2030 se estima que le costará al mundo entre USD 5 y 7 trillones. La brecha de los países en desarrollo para alcanzarla es de USD 2.5 trillones. En esa línea, resulta relevante realizar reflexiones sobre esta coyuntura para replantear preguntas y elaborar acciones efectivas que deben liderar las empresas con respecto a los ODS, como protagonistas de la transformación, desde las start-ups hasta grandes las multinacionales para contribuir a acelerar esos cambios aprovechando la crisis como una oportunidad. Aquí planteo algunas.
ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico
Desmaterialización de la economía y el papel de la tecnología
Mantener el crecimiento económico es sin duda el mayor reto al que se enfrenta hoy el planeta. No hay duda de que las políticas de confinamiento y aislamiento social impactarán de manera negativa la productividad, la creación o el mantenimiento de los puestos de trabajo y retrasará los procesos de formalización y crecimiento de las pymes, mipymes y los trabajadores independientes.
La situación ha hecho que aflore la vulnerabilidad de los procesos físicos de producción, distribución y consumo que son difícilmente reemplazables por tecnologías. Se hace imprescindible entender mejor el papel que juega la tecnología en los diferentes eslabones de las cadenas de valor, y diseñar soluciones innovadoras para no dejar a nadie atrás.
Equilibrio sostenible
La coyuntura del Covid-19 pone a prueba el compromiso de las empresas con el crecimiento rentable, ambiental y socialmente sostenible planteado como objetivo 8.4 de los ODS. Esto, exigirá en algunos casos reconfigurar las metas de crecimiento financiero para mantener los puestos de trabajo, no solo de la operación sino de la cadena de valor o desarrollar estrategias que permitan mantener el equilibrio entre crecimiento rentable y sostenibilidad. Será una oportunidad para redireccionar la estrategia hacia aspectos que no se habían previsto y repensar los riesgos, la gestión del riesgo empresarial o para iniciar el diseño de estrategias de equilibrio sostenible en aquellas organizaciones donde el tema aún es difuso o no tiene tracción desde la dirección.
Al mismo tiempo, la crisis trae la posibilidad de explorar nuevos caminos e innovar, emprender y crear. Las compañías enfrentan una situación sin precedentes. En pocos días han tenido que adaptase a una realidad que cambia minuto a minuto: ahora deben volcarse al teletrabajo, acondicionar los mecanismos de distribución y digitalizar los procesos sobre la marcha. Se están acelerando cambios que quizás estaban en el tintero y se está abriendo las puertas para crear nuevos productos y servicios o para renovarlos en modo teletrabajo, en modo virtual. La anticipación ante la incertidumbre tendrá que reflejarse en la manera cómo pensemos en adelante la productividad y los procesos de planeación.
Ante la vulnerabilidad social y empresarial
Algunos empleados, servicios y eslabones de la cadena de valor son más vulnerables para enfrentar los impactos económicos y sociales de la pandemia. En momentos de crisis, las diferencias socioeconómicas se hacen más visibles y esa vulnerabilidad hace que las compañías también sean sensibles, tanto desde la capacidad de consumo de la población como desde la capacidad de operar y mantener las cadenas de valor. En su estrategia de recuperación, las empresas deberán revisar esos aspectos, que van desde la calidad del empleo y los puestos de trabajo, hasta las políticas de tratamiento diferenciado de proveedores. Se trata de una oportunidad para revisar las políticas de compras, distribución y pagos y para promover cadenas de valor resilientes.
Desde KPMG conocemos puntos clave del papel de la tecnología en la producción la distribución y el consumo; la reconfiguración de metas de crecimiento financiero y estrategias de equilibrio sostenible; la vulnerabilidad de las cadenas de valor y la necesidad de tratamiento diferenciado de proveedores a partir de la caracterización de capacidades; creación de nuevos productos y servicios o renovación de servicios existentes para atender las necesidades del teletrabajo, venta y distribución por fuera de los canales tradicionales y la digitalización de procesos.
ODS 13: Acción por el clima
¿Malas noticias para las ambiciones de descarbonización?
Si bien las restricciones de tráfico aéreo en el mundo entero, la reducción en el uso de medios de transporte y en particular el cierre temporal de industrias en gigantes como China, entre otros factores, dan muestra de contracciones significativas en materia de emisiones de gases invernadero y otros contaminantes ambientales, por ejemplo, ya algunos se preguntan si los cambios que se están viviendo tendrán implicaciones positivas en el largo plazo al promover cambios de comportamiento o si por el contrario los indicadores de emisiones se dispararán al tope al liberarse las restricciones de aislamiento social y movilidad.
El Covid-19 no parece traer buenas noticias para el clima. En el campo de la transición hacia energías renovables no convencionales y el uso de vehículos eléctricos, algunos analistas están ajustando las expectativas de expansión proyectadas para el 2020, debido a la disrupción en las cadenas de suministro y a la baja en el precio del petróleo que puede desincentivar los esfuerzos en eficiencia energética y compra. De otra parte, el foco en la pandemia ha ralentizado las discusiones y la acción internacional sobre el tema y, seguramente, se verán reducidos los compromisos de financiamiento climático de los países desarrollados, frenando el cumplimiento de la meta de movilización de recursos. El cambio climático como el problema más apremiante de la humanidad ha pasado, por ahora, a un segundo plano. Sobre este punto, el llamado es a no bajar la guardia en los esfuerzos de descarbonización en todos los sectores y actividades productivas y en la acción frente a la adaptación la gestión del riesgo. La respuesta frente al COVID-19 nos enseña aspectos que se pueden aplicar a la como las empresas afrontan los riesgos y oportunidades del cambio climático, tales como la necesidad de evaluar el riesgo y de monitorearlo de manera continua, así como de entender los impactos financieros ante diferentes escenarios, incluso considerando los peores y planear en consecuencia para lo cual la voluntad de los tomadores de decisiones para actuar oportuna y coordinadamente es crucial, como lo ha demostrado la situación que estamos viviendo.
ODS 12: Producción y consumo responsables
¿Veremos cambios de comportamiento duraderos?
No hay duda de que está situación nos está generando a todos una reflexión sobre el consumo y nuestro estilo de vida. Nuestras expectativas de consumo se están reduciendo a necesidades básicas como comida o aseo, y al consumo de cultura. Estar obligados a quedarnos en casa nos hace evidente la cantidad de objetos innecesarios que tenemos. También nos muestra que podemos desplazarnos menos, usar menos el carro, comprar menos. Nos invita a reusar, a reciclar, a regalar. La eventual escasez nos plantea preguntas frente al consumo de productos locales, la disposición de residuos, al consumo eficiente de recursos como el agua o la energía o al desperdicio de alimentos. Esto probablemente acelerará cambios de comportamiento en los consumidores que las empresas tendrán que identificar, entender e incorporar en la estrategia.
Por último, frente a las metas de salud y bienestar que plantea el ODS 3, paradójicamente, al margen del estrés que trae la incertidumbre y del sufrimiento de muchas personas, el aislamiento también ha traído para algunos una pausa forzada ante el frenesí del mundo en que vivimos. Ha traído la posibilidad de compartir más en familia, de replantear el balance de vida-trabajo, de reestablecer equilibrios entre los roles del hogar, de fortalecer lazos entre vecinos y comunidades por canales no imaginados antes. Hoy, la humanidad se encuentra ante la posibilidad de plantear nuevas formas de bienestar que trasciendan el bienestar económico y de pensar en esquemas de salud que prioricen la prevención sobre la atención y el tratamiento.
En este momento en que las compañías están pensando en cómo recuperar las pérdidas y en responder al choque, puede existir el reflejo de dejar los asuntos de sostenibilidad para más adelante, o de restarles importancia frente a otras cuestiones que bajo el paradigma dominante del desarrollo económico parecen más apremiantes a simple vista. Sin embargo, cada vez es más claro que los asuntos ambientales, sociales y de gobernanza como parte del ADN corporativo aseguran la generación de valor en el largo plazo. El llamado aquí a todos los líderes es a que la reconfiguración del negocio se piense de manera integral para que sea una recuperación con transformación, que asegure la creación de bienestar para todos, en favor de un mundo más incluyente, más seguro y más verde.
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